En 1990, el medio de comunicación ruandés pro-genocidio llamado Kangura publicó lo que se conoció como "Los Diez Mandamientos Hutu", y dichos mandamientos fueron como ley divina para un pueblo profundamente devoto de la fe.
El desarrollo de la compasión es lo que nos caracteriza como seres humanos, y el octavo mandamiento llamaba a la cancelación de esta cualidad y emoción, lo que es igual a pedirle a seres humanos que dejen de ser humanos.
En todo conflicto, es fácil sentirse identificado con las víctimas y sentir compasión por ellas. ¿Saben que es lo difícil? Identificarse con los perpetradores de los hechos y sentir compasión por ellos.
Durante los primeros días en Ruanda mi mente inconscientemente intentaba identificar a las personas en la calle de acuerdo a su pertenencia a una etnia en específico. Me sentí muy culpable y avergonzado.
Quería saber quienes eran víctimas y quienes podían haber sido potenciales victimarios.
Cuando fui al Museo "Campaña contra el Genocidio" me encontré con cientos de fotos tomadas por periodistas durante el genocidio, fotos de los perpetradores del genocidio. Intentaba buscar algo "anormal" en ellos, algo que denotara su odio, su maldad, su sadismo, pero no encontré nada.
Eran personas comúnes, como tu y como yo, eran padres, madres, sacerdotes, maestras, vecinos, etc.
Puede que así como tenemos la capacidad de desarrollar la compasión, también tengamos la capacidad de generar emociones destructivas, aplastantes, divisorias. Somos seres capaces de crear nuestra propia realidad.
Todos somos potenciales victimarios en un mundo de conflicto, y por seguro todos somos víctimas. Incluso los victimarios son víctimas de si mismos y del sistema que les hace creer que hacen lo correcto.
No son ellos vs. Nosotros. Somos todos
Comentarios
Publicar un comentario